La primera diferencia, naturalmente, es la estética. Los llamados brackets blancos están fabricados en materiales como cerámica, circonio o resina, siendo similar su color al del diente.
Una segunda diferencia es su resistencia. Los metálicos son mucho más duros ante las fuerzas masticatorias que los blancos, más frágiles, aunque esto depende del material (no es lo mismo los de circonio o cerámica que los de resina, menos resistentes)
Otro apartado a destacar es el coste económico, ya que por lo general los brackets estéticos suelen ser más caros que los metálicos.
Por último citar algo que es muy importante para el profesional. Con los brackets metálicos existe menos fuerzas de fricción con el arco, también metálico. Sin embargo el roce entre la cerámica y el arco metálico es mayor al ser materiales distintos, con lo que los movimientos podrían ser un poco más lentos. Aun así, existen brackets estéticos que incorporan una parte metálica en el slot (zona dónde va introducido el arco).
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